Anoche, mientras esperaba tu mensaje, pensaba las ventajas de que fueras un dulce, sí, como de algodón de azúcar.
Entonces, cada vez que te diga adiós o hasta pronto, puedo saber que guardo pedazos tuyos en mi cajón donde conservo recuerdos de cuando era niño.
Y solo así, cuando te extrañe, pueda abrir la gaveta y nutrirme de trocitos de ti con la yema de mis dedos como si fueras palomita de maíz.